viernes, 8 de abril de 2011

JODIDO ARQUÍMEDES



“Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, será empujado con una fuerza vertical ascendente igual al peso del fluido desplazado por dicho cuerpo”.

Mira que ya nos los advertía y nosotros seguimos sin enterarnos. Aquí solo hay espacio para uno. Si llega otro, la jodimos, porque los dos no cabemos. O nos expandimos empujando hacia arriba hasta desbordarnos, o reventamos el recipiente que nos contiene. En los dos casos acabaremos desparramados.

¿Un terrón de azúcar desaparece realmente al disolverse en el café? ¿Cuánto azúcar podrás echar en tu taza sin sobrepasar el borde?, ¿No era soluble?, jodido Arquímedes.

Bien, nuestro “contenedor” es grande, más que suficiente porque siempre estuvo casi vacío. Ahora, terrón a terrón, intentamos endulzarlo. Unos, con azúcar moreno, otros prefieren sacarinas y la mayoría, doble de refinado y para que no quede empalagoso, anís a discreción.

Un poco de Webs, otro de Red Social, algo más de Chat, nuevas Asociaciones y Plataformas con perfil Reivindicativo, y sobre todo, mucho anís. Jodido Arquímedes.

Así tenía que ser, por fin, internet ponía al alcance del más recóndito vendedor de prensa la posibilidad de dejar de gritarle a las paredes y expresar su rabia, siempre acogida con aplausos por sus camaradas. ¡Qué bien que sienta el anís! Tanto, que hay momentos en que se sube a la cabeza y me parece que ¡Toó er mundo é güeno! Y que ¡Cuantos más! ¡Mejor! Aunque ya no sepa si me estoy bebiendo un cortao, un sol y sombra, o un descafeinado de sobre.

Mi tolerancia a la cafeína tiene un límite y confieso que prefiero un té a las cinco. Algo sosegado y premeditado. Casi ceremonioso. Donde todo está en su sitio, incluidas las galletitas de acompañamiento. Pero todo llegará. Por ahora intento adaptarme a este torrente de compadreo y buen rollo (será el anís) que se ha generado en la Red a la espera de que se temple el arrebato de orgullo herido y empecemos a tomar decisiones valientes. Comprometiéndonos, estando presentes.

Comunidades, regiones, capitales importantes, quiosqueros de pueblo. ¿No han de tener exactamente, y repito, exactamente, las mismas condiciones? ¿El producto no es el mismo? Ya lo hablaremos a la hora de té.

Sé, por mi amigo Arquímedes, que en internet pasa lo mismo que en su bañera. Si derrama más anís, un blog o una noticia importante se descuelgan desperdiciando su potencial. Y en cuanto al asociacionismo ídem de ídem. Cuantos más, menos libertad de movimiento.

Si yo supiera cómo se hace un buen café, solo con azúcar, tendría más billetes que el que inventó la Coca-Cola, pero no es así. Me limito a remover la cucharilla con el mayor ruido posible. Ya veis, los que vais a leer este comecocos y nunca dejareis vuestro comentario en el blog, ni en la web, ni en la red social, yo no tengo las respuestas que buscáis, ni siquiera pretendo aliviar vuestras penas, ni que paséis un buen rato, yo, como vosotros añado terrones a esta pócima que empieza a espesarse demasiado. Tampoco sé que alternativa recomendar, aunque siempre defienda el trabajo profesional (De Equipo) como la gerencia de una empresa. Con responsables visibles y capacitados. La buena voluntad individual tiene fecha de caducidad para vanagloria de sus archí-enemigos.



Jodido Arquímedes, mira que ya nos lo decías. “En mi bañera solo cabe un bañista”.

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