lunes, 22 de noviembre de 2010

REVOLUTION BLUES BAND



Pocas veces los caminos se cruzan y las carreteras confluyen para que viajeros tan singulares se encuentren.
Cuando los conocí, nada más verlos, actuando en aquella coctelería, me quede pasmado ante su talento. Eran condenadamente buenos y me contagiaron con su ritmo.
El pequeño local apenas tenía clientes, pero era un buen auditorio y el sonido vibrante y profundo, así que me acerqué a la barra y le pedí al barman un gin-tonic Bombay Sapphire. Me acomodé en un taburete sumergiéndome por completo en aquella música que retumbaba en mi pecho.
En sitios como aquel, las gárgolas, no llamamos la atención. Suelen frecuentarlos toda suerte de monstruos.
Unos escasos aplausos dieron paso a la siguiente pieza. El cantante, se acercó al micrófono y con una sonrisa cómplice, se dirigió a la sala. Se le notaba satisfecho, disfrutando del momento. Levantó su trompeta y susurró al micro.

- Revolution... blues.

La batería entró en acción con un redoble y el contrabajo marco la pauta. Todo explosionó con una energía contenida que casi me hace saltar del asiento.
Parecía que el bar se contrajera con los sonidos graves, para expandirse con las notas más altas, siguiendo los latidos de la melodía sincopada.
La bebida debía de estar cargada y me ayudaba a enlazar con el ambiente, envenenándome con ese hormigueo ambiguo que produce el alcohol y desinhibe a los más tímidos.

“ En tierra de nadie, baby...
por rutas que nadie conoce,
vadeando cauces vacíos,
otra vez me cogió la noche.”

Su voz era abrupta, pero honesta y se acoplaba como un instrumento más a la marea de sonidos.

“No quiero seguir tan solo, baby...
Ni dormir en estaciones de tren.
Quiero descansar en tu porche,
contemplando los maizales crecer.”

Entró la guitarra con un trepidante punteo que me electrificó la sangre y me elevó a un plano de compenetración absoluta con cada una de las notas. Luego, languideciendo con suavidad, aportaba sentimiento al estribillo.

“ Voy a tirar mis botas viejas,
desprenderme del polvo del camino
y aullar como un lobo herido,
que es tiempo, baby, de revolución,
que hay tiempo, baby, para la revolución.
Hey, nena, mi revolución...”

Ya apuraba mi bebida y la mano izquierda palmeaba mi rodilla al compás que marcaba la banda. Parecía un blues clásico, sencillo y sin pretensiones, pero era mucho más.

“En tierra de nadie, baby...
se oye el rumor del viento,
voces que traen del desierto,
la arena donde presentar batalla”

“Purgad bien vuestras almas, baby...
que los graneros vacíos arden,
con sus cenizas, construiré guitarras
y alambiques de esperanza”

“ Voy a tirar mis botas viejas,
desprenderme del polvo del camino
y aullar como un lobo herido,
que es tiempo, baby, de revolución,
que hay tiempo, baby, para la revolución.
Hey, nena, tu revolución...
Tu revolución...
Uoh, oooh, uoh
¡Si, baby!.”

La reverberación tardó aún unos segundos en amortiguarse y yo seguía extasiado.
Los músicos recogieron sus instrumentos y vi como los cargaban repartiéndolos entre una camioneta y un coche que completaba la caravana ambulante y tras pasar cuentas con el dueño de la taberna, se alejaron por la carretera, rumbo a su próximo destino. En cualquier lugar donde quisieran contratarlos.

“Revolución” ¿Qué tendrá esa palabra que despierta tantos sentimientos contradictorios?. Temor, pasión, ilusión, precaución, arrojo y angustia. Esa pereza que atrofia, odio, placer y tantas desazones.

Pagué mi cuenta y me abotoné la chaqueta. Fuera hacía un frío infernal y amenazaba lluvia, pero el motel donde me alojaba estaba cerca y en pocos minutos ya estaba en mi habitación. Vacié los bolsillos esparciendo llaves, tabaco y monedas, sobre la mesilla y un papel arrugado me llamó la atención. Era un folleto que debí de coger en algún momento de la noche, donde se anunciaba la actuación de una banda de blues. En la fotografía principal, unos tipos de aspecto curtido, sonreían rodeando al batería.
Con letras azules, en el bombo, se leía el nombre del grupo.
ADI TODAY.

- Revolution, baby....

1 comentario:

BANDOLERA dijo...

Yo estuve allí.... Y ví a Gárgola. Y la abracé.